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viernes, 27 de mayo de 2011

Las antenas de Onno Purbo


Robin Hood de la era digital, el ex profesor Onno Purbo (@onnowpurbo) roba frecuencias y otras longitudes de onda para permitir a los más pobres y a los peor servidos acceder gratuitamente a la internet. Su arma favorita –ni siquiera realmente secreta puesto que se trata de open source– consiste en una antena wifi hecha con un wok, la cacerola típica de Asia del Sureste, de Indonesia en concreto, su país natal. La bautizó “wajanbolic” que puede traducirse  (con cierta licencia)  como “wokbólica”. Todo un programa técnico y social.
Regordete y siempre de buen humor (por lo que pude ver), se divierte como loco con los mazazos que atiza a los gobiernos –cualesquiera que sean. Su primer título de gloria lo ganó con la introducción de internet a Indonesia al conectar ordenadores mediante walkie talkies que operaban sobre longitudes de onda a las que no tenía derecho. Eso ocurrió en 1993.
En 1996 “empezamos a divertirnos con las primeras versiones de wifi utilizando una frecuencia prohibida. El ejército vino a la universidad y poco faltó para que acabara en la cárcel”, me contó en su casa, que se asemeja enteramente a un taller de composturas. Hasta su esposa trabaja en la formación de mujeres en las TIC.
Estaba en la mira de las autoridades, pero “la gente, siguiendo mi ejemplo, comenzó a robar las frecuencias atribuidas a otros. Es fácil. Y el gobierno se encontró con un problema en las manos”. El director responsable de las telecomunicaciones terminó recibiéndolo… y llegaron a un acuerdo. Fue así que nació su estrategia: “Como no tenía ni poder ni dinero me valí de las masas para ganar la guerra”, y también del hecho de que varias invitaciones al extranjero (las Cumbres de la sociedad de la información en Ginebra, y después en Túnez) le habían conferido cierta reputación (véase también el artículo de Information Technologies and International Development).
Pero para llegar ahí, para que la gente se apoderara de la idea, había que mostrar el ejemplo y explicarlo. Purbo abandonó su puesto en la universidad para consagrarse a la escritura de libros, que pueden encontrarse en línea (uno de ellos en inglés, el  VoIP Cookbook), y a la puesta en marcha de talleres por todo el país, donde explica cómo proceder en la práctica.
Una de sus innovaciones más extendidas es, pues, la antena wifi wok-bólica. Una antena que permite ampliar el alcance de un punto de acceso hasta 3 o 4 kilómetros, según él.
Por lo general se hace con un wok (algunas veces con la tapa de una cacerola) en cuyo centro se fija (en la mayoría de los casos) un tubo de PVC cubierto de papel aluminio. El wifi se suministra por una llave USB conectada a la parte central. Con tal sistema basta con que una persona cuente con acceso a la internet para que sea compartido enseguida con el resto de su comunidad. “Es fácil de construir”, me explica y todo el proceso desacansa en las necesidades e interacciones de las 4 listas de correo de hackers que él gestiona.
A un hombre como éste nada lo detiene nunca. En la era del móvil pasa del wifi al 3G, apoyado esta vez de forma más intensa en la comunidad open source mundial (véase OpenBTS).
Su receta: bricolaje + utilización de frecuencias prohibidas + educación, incluye en sí un modelo de negocio. Gracias a la reputación de sus publicaciones gratuitas que se descargan un poco por toda Indonesia, consigue que le paguen entre 200 y 300 dólares diarios por impartir conferencias y montar talleres, especialmente en las universidades. No todos los días, por supuesto, pero da “suficiente para alimentar a la familia”. Y los estudiantes construyen sus propias antenas, sus propias redes como parte de sus proyectos de estudio.

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