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viernes, 19 de agosto de 2011

Antenas de telefonía, mitos y leyendas




Desde que la telefonía analógica móvil (comercializada por la extinta Moviline) dejó paso a la telefonía digital GSM ( monopolizada en un principio por Movistar y Airtel) han corrido ríos de tinta sobre las posibles influencias de las radiaciones producidas por estos inseparables aparatos y por las antenas que les dan cobertura.
Desde manifestaciones para evitar que se pongan en colegios hasta personas que aducen jaquecas y síntomas variados por las radiaciones. Partiendo d euna leve base técnica, hablamos de radiaciones de microondas, muy semejantes a las de un microondas, el wifi, el bluetooth ya alguna más.
De hecho la radiación de un móvil en reposo es casi insignificante frente a la potencia constante que radia una red wifi. Pero, sin embargo nadie se queja de las redes inalámbricas ni de las de radioaficionados, cuando en la mayor parte de los casos las potencias manejadas son muy superiores.
Las antenas que proporionan cobertura a los móviles radian con un ángulo de 60 grados respecto a su vertical, por tanto es mejor tener la antena encima que al lado, y de ahí lo ridículo que suelen ser la mayoría de las propuestas antiantenas, que suelen acabar en que en lugar de colocarlas donde inicialmente se planeaba, se haga enfrente y se reciba más radiación que en un principio.
Otra solución de las operadoras es usar antenas móviles situadas en furgonetas, para cubrir las saturaciones de comunicación en verano, o camuflarlas en palmeras y cornisas de forma sútil. Es evidente que la necesidad del móvil manda sobre los posibles perjuicios sobre la salud a día de hoy, que no se conocerán hasta la próxima generación de usuarios móviles, cuando haya una base estadística real para cotejar posibles consecuencias.
De manera que si en vuestra comunidad os ofrecen instalar la antena, que no se rechace por cuestiones de peligro de salud, sino por otros factores como el ruido, peso, etc.

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